Continuación de Incómoda Noche
Me pase toda la noche en un estado de duermevela. Las muñecas y los tobillos me dolían si los movía un poco, sentía mi cuerpo agarrotado por la postura de hogtied en la Raquel me había puesto el día anterior por la tarde noche. Casi no habia podido dormir porque los boxers que llevaba en la cabeza me impedían respirar completamente. Mi boca era una mezcla de sudor, saliva reseca y algodón de los calcetines usados que Raquel me habia metido en la boca. Y ni siquiera eran sus calcetines, tanto los boxers como los calcetines eran de uno de los hombres que iban a su gimnasio. El se dejó la bolsa del gimnasio con su ropa sucia en casa de Raquel y para ella según sus exactas palabras, mi cara era el lugar idóneo para esa ropa.
Cuando la luz ya se filtraba desde hacía algún tiempo a través de las persianas bajadas de las habitación en la que estaba encerrado, escuche pasos en el pasillo y la voz de mi dueña.
- Voy a hacer que el desayuno esté listo mientras te vas duchando… - dijo Raquel desde el pasillo al tío con el que habia pasado toda la noche -.
Por fin la puerta de la habitación se abrió e instintivamente subí la vista, durante unos segundos pude admirar el cuerpo de Raquel solo con un sujetador y unas braguitas, y enseguida baje la vista.
- Otra vez mirándome por encima de mis pies, eso es otra semana a los meses que tienes por delante en castidad. Recuerdame que lo añada al calendario.
Por fin Raquel soltó los agarres que mantenían mis muñequeras y tobilleras unidas y me dejó unos segundos para que moviera brazos y piernas y recuperara el movimiento. Seguidamente me ordenó que fuera a la cocina a preparar el desayuno y que procurará comportarme bien delante del hombre que habia llevado a casa.
Intente preguntarle si debía vestirme, pero el calcetín en la boca hizo que saliera una frase ininteligible.
- No digas ni una sola palabra sin no se te pregunta - me dijo Raquel mientras quitaba el calcetín de la boca y los boxers de mi cara.
Sin estar muy seguro y manteniendo la cabeza baja, me dirigí hacia la cocina procurando no hacer mucho ruido y pasar desapercibido. Y empecé a preparar el desayuno para dos personas mientras Raquel se sentaba a la mesa leyendo su tablet.
El sonido de la puerta del cuarto de baño abriéndose llegó hasta el salón y mi cuerpo empezó a temblar de vergüenza. Unos segundos más tardes, escuché como el hombre con el Raquel había pasado la noche entraba en el salón y se sentaba con ella.
No se habia dado cuenta de que yo estaba allí? No le parecía raro que hubiera un hombre medio desnudo, con muñequeras y tobilleras en la cocina preparando el desayuno? Como es que ni siquiera le ha preguntado por mi?
Entonces serví el desayuno en la mesa manteniendo la mirada baja no ya solo por las semanas en castidad que supondría mirar a Raquel por encima de sus tobillos sino por la tremenda vergüenza. Y aun así no podía evitar que mi pene empezará a crecer dentro de su jaula.
- Así que este es el pervertido del que me hablaste ayer - dijo él -.
- Uiss, que modales los mio, que nos he introducido como debía...Borja, gusano…. Gusano, Borja -.
- Saluda como es debido gusano - me ordenó Raquel dándome una patada viendo que aun estaba de pie -.
Me arrodille y bese los pies de Borja. Ellos continuaron con el desayuno entre risas, ignorándome si bien Raquel le explico como me había puesto en esta situación.
- Levántate y bajate los boxers que quiero ver el cinturón de castidad - me ordenó Borja.
Y así estaba desnudo, completamente humillado, mientras Borja examinaba con sus manos el cinturón de castidad con una sonrisa de superioridad.
- Tienes toda la razón Raquel, hay que ser patético para aceptar llevar esto. No me puedo imaginarme cómo sería llevarlo.
- Como te lo vas a imaginar, tu eres demasiado hombre como para aceptar que te lo pusiera… y sin ofrecer nada a cambio…
- Tienes toda la razón… y te voy a demostrar porque...
Y entonces Borja se levantó de la mesa y dándome un empujón se acercó a Raquel para besarla. Quería no mirar pero no pude evitar ver como Borja besaba con su lengua a Raquel y esta le devolvía los besos, agarrando su culo. Sentía unos celos tremendo viendo como Borja agarraba el prieto culo de Raquel y como acariciaba sus pechos sin dejar de besarla, como empezaba a bajarle los shorts dejando entrever un perfecto tanga.
- Vamos a la habitación, que no quiero que el gusano este disfrute con el espectáculo….y tú recoge esto. Cuando volvamos de disfrutar quiero que todo esté recogido y esperes aquí de rodillas, entendido? - me ordenó Raquel -.
- Como ordene diosa Raquel - fue la única respuesta que pude dar mientras los veía irse a la habitación, viendo el cuerpo perfecto de Raquel y como Borja lo recorria con fuerza.
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