Sunday, July 26, 2015

Incómoda noche

Continuacion de Una dosis de realidad


Incómoda Noche


La noche fue más agobiante de lo que pensaba. Las primeras horas las pasé escuchando cualquier sonido que pudiera llegar a través de la puerta: risas, sonido de copas brindando, platos, música y más risas aún. Se notaba que Raquel estaba pasando un buen rato y eso en parte me hacía sentir bien, porque parece que la cena que había preparado para ella y el hombre que habia invitado a casa habia salido bien. Pero también me hacía sentir tan miserable, porque mientras él estaba disfrutando de la compañía de Raquel y muy posiblemente de su cuerpo yo estaba completamente atado en el suelo con unos calcetines sudados en mi boca y unos slips en mi cabeza, pero muy excitado. Y nada podía hacer porque el cinturón de castidad seguí ahí en el mismo sitio que cada dia desde hace varios meses, encerrando mi pene e impidiendo que ni siquiera tuviera una erección completa.

Al pasar un buen rato los escuche andar por el pasillo hacia el dormitorio de Raquel, mi mente imaginaba como él le agarraba el culo a Raquel, le acariciaba todo el cuerpo, besando sus pechos… y ella le correspondía y se entregaba  a él con ganas consciente de que él sí podía satisfacerla como se merecía. Mi mente se imaginaba a él empujando a Raquel contra la cama hundiendo su miembro una y otra vez en el coño perfectamente depilado y húmedo de Raquel.

Sin embargo poco a poco debido a la incómoda posición en la que Raquel me habia dejado, las muñecas me empezaban a molestar y empezaba a notar un dolor en la espalda. Ya habia sido atado en hogtied otras veces pero esta vez era más tiempo del normal, no conseguía tener una postura en la que sentirme cómodo, probe a ponerme de lado, pero al rato el brazo en el que descansaba el peso de mi cuerpo empezó a pincharme. Entonces decidí mantenerme boca abajo.

Por un tiempo estuve bien en esa posición, hacía ya un rato que había escuchado como cerraban la puerta del dormitorio de Raquel por lo que solo quedaba total silencio. Al rato la saliva que generaba mi boca por tenerla llena con el calcetín empezó a molestarme, intente con mis dientes tratar de separar un poco el calcetín para que no estuviera tan dentro, pero con las tres vueltas de cinta aislante que Raquel me habia puesto era imposible. El agobio me hizo que empezara a sudar más de lo normal, y me costaba más trabajo respirar. Si bien podía respirar con los boxers que llevaba en la cara, no era lo mismo y la sensación de agobio se multiplicaba.

El tiempo pasaba, pasaba… los ruidos de la calle se iban atenuando... iba a ser una noche muy larga…

Friday, July 10, 2015

Una dosis de realidad


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Ese día apenas pude dormir, mi cabeza le daba vueltas a lo mismo una y otra vez: después de 2 meses y 3 semanas desde que Raquel me puso el cinturón de castidad por fin podría tener mi pene libre. Ya me advirtió Raquel que solo serían unos minutos, los necesarios para masturbarse, pero aun así no podía controlar la ansiedad que me dominaba.
Las últimas semanas habían sido esperanzadoras, no había cometido ningún fallo lo que se había traducido en que el tiempo hasta el siguiente orgasmo autorizado había dejado de crecer. Y no había sido fácil, Raquel era una persona muy exigente y el nivel de obediencia que requería de mí había ido creciendo semana a semana.
Las cosas además no se podían haber puesto mejor, ese día ella estaba presente mientras yo limpiaba toda la casa, algo que no siempre pasaba porque la mayor parte de las veces ella prefería que limpiara e hiciera las tareas de la casa mientras ella estaba fuera.
- Vamos a ver.... hoy tienes una tarea especial. He visto que has repuesto los condones de mi mesilla - una de mis tareas era asegurarme de que ella siempre tenía condones preparados y de varios tamaños siempre disponibles para usarlos en su intensa actividad sexual -.
Raquel me obligaba a hacer eso no por el coste monetario (ella ahora tenía un puesto de manager en una empresa de software y cobraba mucho más que yo), sino para humillarme. Era muy frustrante ir cada dos por tres a la farmacia para comprar condones mientras yo ni siquiera podía tener una erección completa por culpa del cinturón de castidad que se había transformado en una jaula psicológica además de física.
  • Esta noche quiero que prepares una cena especial, te he dejado dinero encima de la mesa de mi oficina. Hoy estaré todo el día fuera y aunque ayer ya limpiastes toda la casa, quiero que vuelvas a hacerlo hoy también.... y cambia también las sábanas.
  • Parece que hoy va a ser tu día de suerte -
Dejando esa frase en el aire se fue de casa y mi cabeza se empezó a llenar de posibles escenarios: ¿porque ha dicho lo de las sábanas? ¿sera que vamos a tener sexo? Mi mente se abarrotó de fantasías.Si de verdad íbamos a tener sexo, la espera de los tres meses en castidad habrían merecido la pena.
Ese día puse especial esmero en limpiar bien cada rincón de la casa, con velas perfumadas en la habitación, y con el dinero que me dejó prepare una cena como nunca lo había hecho. Compre un buen vino, pero tenía dudas con la indumentaria. La orden de estar en su casa con el collar, muñequeras y tobilleras además de unos boxers como única indumentaria no había cambiado y no había mencionado nada acerca de ello.
Pero por otro lado yo estaba seguro de que físicamente podía resultar atractivo, mis horas y horas de natación así como de gimnasio habían dado sus frutos en los últimos años. Por ello decidí usar mis mejoras ropas, informales pero las que sabía que mejor me sentaban. Tres meses en castidad sin ni siquiera poder mirar a Raquel por encima de sus tobillos me estaban volviendo loco, viviendo en un constante estado de excitación solo con mi imaginación haciendo uso de mi memoria sobre Raquel. Incluso durante estos meses busque y rebusque en mi disco duro y en su cuenta de facebook fotos de ella, aun sabiendo que eso estaba en el límite de las órdenes que habia dado de no mirarla nunca por encima por encima de sus pies.
Eran casi las 21:00 y como Raquel no me había dicho hora exacta, ya hacía tiempo que había acabado todas las tareas. La cena estaba lista solo para calentarla, la mesa preparada...por fin la puerta sonó. Y fue en ese momento cuando me entró el pánico, y si me había pasado vistiéndome? Debía recibirla de rodillas como de costumbre?
Ella entró en la habitación, escuche las llaves caer en el portallavero de la entrada y sus tacones acercándose a la puerta del salón. Me mantuve recto, muy tenso, todo lo que mi me mente habia planeado se estaba viniendo abajo incluso antes de que apareciera por la puerta. Las dudas me agarrotaron y cuando ella entró por la puerta me encontró a mitad de camino de arrodillarme.
  • Pero que demonios… - empezó a decir Raquel usando un tono amenazador que me hizo inmediatamente terminar de arrodillarme y bajar la mirada -.
La habia cagado de mala manera y ya era demasiado tarde. Con dos pasos decididos recorrió la distancia que nos separaba, levantó la mano y me soltó una tremenda bofetada en el carrillo derecho que se debió de escuchar en todo el bloque.
Una lagrima se me escapó, por una mezcla de dolor y de vergüenza. En solo unos segundos Raquel hizo añicos cualquier esperanza que albergará de ya no solo tener sexo con ella sino también de ser liberado del cinturón de castidad.
  • Es que acaso no te dije que en privado y en mi presencia, solo podías llevar unos boxers, que demonios haces vestido?
  • Yo… - otra bofetada más en el mismo carrillo -.
  • No digas ni una palabra más...que te has creído que eres para vestirte y lo que es peor para desobedecer me de esa forma..
  • Por favor…. - otra bofetada más otra vez en el mismo carrillo me hizo en enmudecer -.
Raquel me ordeno que me quitara la ropa y empezó a dar vueltas en la habitación. Ya la habia visto furiosa en otras ocasiones y siempre me habia compadecido de la persona que la provocaba. Pero esta vez yo era esa persona, sin darme cuenta y sin poder controlarlo mi cuerpo empezó a temblar, podía sentir su furia y la violencia contenida con la que Raquel estaba luchando. Temblaba porque en ese situación Raquel podía hacer lo que quisiera conmigo y siempre me me habia atemorizado las personas que me enfrentan con actitud violenta.
  • Vamos a ver… - empezó a decir Raquel mientras respiraba hondo para calmarse - no se como se te ha ocurrido pensar que puedes desobedecerme o mostrarte ante mi vestido como una persona normal.
  • Mañana  se cumple el periodo en castidad que te impuse por tus faltas y hubieras tenido algunos minutos de libertad, incluso a lo mejor te iba a permitir tener un orgasmo normal sin arruinartelo como un gusano como tú mereces.
  • Pero eres tan estupido que haces esto... pues esto es otro mes más en castidad…
  • Y… dado que me has mirado a la cara cuando he entrado por la puerta...ya sabes lo que eso significa no?
  • Exactamente...otra semana más, lo que hace 1 mes y una semana más con el cinturón puesto.
  • Ahora vete al cuarto que uso como almacén y me esperas ahí en una posición correcta, mientras pienso cómo corregir este malentendido, entendido?
  • Si mi diosa - y me alejé a cuatro patas, como es apropiado para alguien como yo hasta el cuarto trastero.
No se cuanto tiempo pase en el cuarto, pero fue lo suficiente para que las rodillas empezaran a molestarme hasta que por fin el pomo de la puerta empezó a girar y Raquel entró en la habitacion poniéndose justo delante mía. Llevaba los pies descalzos y sentí la necesidad de besarlos y suplicarle por haberla fallado. Por suerte Raquel empezó a hablar y evitó que que hiciera otra estupidez.
  • He visto la cena que has preparado y ahora me doy cuenta de porque estabas vestido. Creías que ibas a poder cenar conmigo en la misma mesa sólo porque te dije que iba a ser tu día de suerte?
  • Escúchame bien, nunca jamás comerás en la misma mesa que yo, nunca jamás estarás a mi altura y sabes porque?
  • Porque las mujeres como yo solo tenemos ese tipo de trato con hombres de verdad, con machos alfas cosa que salta a la vista que tu no eres.

  • Ves mis pies desnudos? … me acabo de dar una ducha y llevo puesto un conjunto de lencería negra con liguero incluido muy sexy y sabes porque?
  • Porque esta noche he invitado a un hombre que conocí hace unos días y tengo la intención de pasarme toda la noche follando con el...si,si.. follando..eso que tu no puedes hacer porque no eres lo suficiente hombre.
  • Y porque llevas un cinturón de castidad del cual yo tengo las llaves, por supuesto.
  • Mientras me duchaba he estado pensando la forma de corregir tu comportamiento. Parece que todavía tienes problemas para saber cual es tu lugar y el hecho de estar en castidad durante más de dos meses, limpiar, fregar, cocinar, planchar y en general hacer todo lo que te ordeno no es suficiente...así que tengo una idea.
Seguidamente delante de mi cara, porque yo seguía mirando al suelo, apareció una prenda: unos calcetines…
  • Sabes que es esto? … Ayer fuí a tomar algo con un tío del gimnasio y acabamos aquí como no teniendo sexo... bastante bueno por cierto… la cosa es que se dejó su bolsa del gimnasio con su ropa sucia.
Durante unos segundos balanceo los calcetines enfrente de mi cara, tan cerca que podía percibir claramente el olor a sudor. Me ordenó que abriera bien la boca y me metió uno de los calcetines bien profundo, tanto que casi me da una arcada. Al ser unos calcetines de algodón, el calcetín entero no entro en mi boca por mucho que Raquel empujó y empujó.
  • Me voy asegurar que pasarás las siguientes horas saboreando el sudor de unos calcetines bien currados de un tío de gimnasio - y con cinta aislante dando tres vueltas alrededor de mi cabeza aseguró que los calcetines no se movieran de mi boca-.
Seguidamente encadeno mis tobillos uno pegado al otro usando las tobilleras que siempre llevaba puesta, y repitió la operación con mis muñecas a la espalda.
  • No me fio de tí, así me aseguro que no intentarás quitarte la cinta americana - decía mientras dándome una patada me hacía perder el equilibrio y caer de lado en el suelo. Para terminar, me junto muñecas y tobillos dejándome en una posición de hogtied bastante incómoda.
  • Uhhmm… creo que todavía le falta algo -
Salió de la habitación y regresó con algo en la mano que deslizó en mi cabeza y olía… a la entrepierna de un hombre...
  • Eso es... el sitio perfecto para unos boxers usados… tu cabeza… y que mejor que tener tu nariz pegada justo al trozo de tela donde un hombre de verdad ha tenido sus huevos.
  • Ahora no hagas ruido,  y que pases una buena noche saboreando y oliendo lo que es un hombre de verdad...
Y cerró la puerta riéndose...contra toda lógica mi pene empezó a crecer en su jaula, cómo me puede excitar esto? como puede ser que el sabor a sudor en mi boca y los boxers en mi cara me están provocando una erección? Tan patético puedo ser?